¿Te ha tocado trabajar en forma remota, o sea home-office y sentiste temor de quedar afuera de algo? ¿Tienes la sensación de que sí o sí tienes que revisar tus redes sociales, no sea cosa que no te estés enterando de alguna cuestión importante?
Desde hace unos pocos años hay un nuevo síndrome psicológico: el FOMO (‘fear of missing out’; en castellano, miedo a perderse algo). Se trata de una ansiedad social cuyo principal responsable son en buena medida las redes sociales, por lo cual muchas personas sienten la necesidad de estar colgados de la pantalla para asegurarse de que no se están perdiendo ninguna interacción, algo nuevo, una oportunidad de inversión u otro aspecto que personalmente interese.

Y esto también se da con frecuencia en quienes han comenzado a desarrollar un trabajo a distancia. Naturalmente, el compartir oficina, trabajo, charlas, hora de comer, etc. genera una serie de refuerzos positivos que nos nutren y nos tranquilizan. Con la llegada del home-office ¡adiós interacción presencial entre colegas!.
Una de las consecuencias de esta «ausencia» es el miedo a perder el trabajo. Y esto está siendo motivo de consulta a los psicólogos, sobre todo cuando ese temor se vuelve muy difícil de gestionar y comienza a causarnos problemas en el resto de áreas de nuestra vida.
Pero es muy probable que podamos «re-enfocar» el tema echando mano de algunos «tips» de inteligencia emocional. Pero antes, si me permiten, os cuento mi experiencia con el trabajo remoto, modalidad que desarrollé durante 6 años.
¿Padecí FOMO? Creo que en parte sí pues era conciente de que me perdía conversaciones del día a día. También sostengo que he trabajado con un nivel de concentración absoluta y una dedicación al 120% tal vez fruto del no estar presente. Naturalmente, mi atención no se dispersaba sino que estaba plenamente enfocada en la pantalla. Sea como sea, fue una experiencia exitosa en donde los resultados comerciales me acompañaron y gracias a la cual aprendí a armonizar dos realidades importantes: la nueva vida en el exterior y el desempeño profesional a distancia.
¿QUÉ HACER?
Ante todo, ser tan eficientes como cuando trabajábamos en forma presencial nos va a aportar la tranquilidad personal de que estamos centrados y respondemos con responsabilidad. ¡Lo primero es lo primero!
Y luego, aprender a vivir la incertidumbre … quisiéramos controlar todo y ¡no es posible! Confiar en que un trabajo bien hecho y con resultados ¿porqué habrían de descartarlo? Puede pasar pero atención, la ansiedad es un disparador de mil ideas erradas y negativas. Trabajarse la parte emocional es lo más acertado.
La vida por un «like»
Sobre este nuevo síndome y las redes sociales, surge la pregunta: ¿será ése el motivo de su éxito? ¿Habrán tenidos los creadores la noción de que las personas nos «adictamos» a ciertos estímulos positivos y sufrimos cuando no los tenemos? Cada cual saque sus propias conclusiones …
Lo que sabemos es que estamos hechos para el contacto cercano, las miradas, los apretones de mano, las palmadas en el hombro … ¿se reemplaza todo este bagaje con un «like» /»me gusta»?
Sea como sea, estamos frente a un fenómeno nuevo y a una etapa «covid» que nos conviene aprender a gestionar. ¡Echaremos mano a algunos «consejos» de bienestar emocional para acrecentar nuestro estar-bien y achicar nuestras ansiedades.
Miedo, ansiedad …
El miedo es una emoción que nos indica que percibimos una amenaza y tememos no contar con los recursos necesarios para hacerle frente. El miedo tiene su utilidad, pues de no contar con él andaríamos por la vida inconcientes y desprevenidos. El problema se genera cuando el miedo se dispara y se instala como modo de vida.
Es importante darnos cuenta de que actualmente vivimos sometidos a una cantidad de información y de estímulos fuera de la escala humana. Y esta desproporción afecta nuestra vida emocional.
Cerrar puertas y ventanas
Si decimos que hay un desequilibrio entre los raudales de información, malas noticias, alarmas sociales y nuestra humana capacidad de recibir todo ello ¿no tenemos acaso en nuestra mano la posibilidad de cerrar puertas y ventanas, o sea, los sentidos, a tanta invasión?

La primera decisión emocionalmente inteligente debería ser poner un límite a lo que dejo que entre en mi mente, tomo distancia y me centro en mí.
Planificar, agenda en mano, tanto momentos de relax con uno mismo como otros de distracción, que son tan valiosos para nuestra salud emocional.
El psicólogo estadounidense Mihaly Csizcentmihaly, creador del concepto «flow»/»fluir» señala que encontrar una actividad que nos absorba, que acapare nuestra atención completamente, es muy beneficioso. Hablamos de esos momentos en que pareciera que el tiempo se detiene o que no advertimos cómo pasa y que esa actividad está hecha a nuestra medida. Eso es estar en modo «flow».

¿Por qué no, entonces, buscar una actividad fuera de la profesional que nos entusiasme y en la que podamos «fluir»? Esto aportará un equilibrio y adquiriremos perspectiva respecto de nuestro trabajo.
Finalmente, cada época nos presenta un desafío y está claro que la realidad es la que es. Pero también, que dentro de nosotros hay muchos recursos inexplorados aún. Tal vez la época actual sea una invitación a mirar hacia adentro para modificar el afuera.
Finalmente, recuerda que ser y trabajar cada día mejor, está en tus manos.
¡Un abrazo!
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