¡Levante la mano quien no haya atravesado momentos más o menos prolongados de estrés en el ámbito laboral!
A veces no es el trabajo sino circunstancias personales las que hacen que estemos agobiados y distraídos, con un notable bajo rendimiento. Sea lo profesional o sea la vida misma, el estrés se hace o se hará presente en algún momento.
Pero ¿qué es el estrés?
Imagina que estás en una terraza tomando un café y de pronto escuchas un grito, giras la cabeza y ves justo enfrente a tí un gigantesco toro que te observa con cara de pocos amigos. ¿Qué crees que sentirías? Miedo ¿verdad? Esa emoción -tan lógica- es una respuesta de tu sistema psicofisico ante una situación que excede tus recursos actuales.

¿Qué crees que pasaría en tu cuerpo durante estos segundos? Te lo digo:
La sangre se retirará de tu rostro (lucirás pálido) y tendrás la sensación de quedarte «helado». En unos microsegundos tu sistema sanguíneo bombeará hacia la musculatura esquelética larga (piernas) favoreciendo tu huida.
El cuerpo parecerá “paralizarse” aunque solo sea un instante para calibrar qué es lo más adecuado ¿ocultarse? ¿salir corriendo?
¿Por qué esto es así?
Porque el miedo, como otras emociones, son respuestas biológicas que traemos desde la época de las cavernas y nos eran muy útiles -y lo siguien siendo- para facilitarnos la vida, huir cuando fuera necesario, permanecer, alegrarnos, responder a un ataque, etc.
Ahora piensa que el toro no existe pero tú vives con un estrés permanente, en estado de alerta, con la emoción del miedo como compañera de ruta cotidiana. Y esto ciertamente tiene, como lo hemos dicho, impacto sobre tu mente y sobre tu cuerpo. Esto es vivir con estrés … vivir como si estuviésemos frente a un peligro inmimente y someter a nuestro organismo a una respuesta agotadora.

El estrés nos «roba» energía
Sí, el estrés nos quita energía vital, nos cansa y nos impide concentrarnos en lo que queremos focalizarnos. Cuanto más alterados estamos -emocionalmente hablando- disminuye nuestra capacidad de autocontrol y por tanto hay mayor propensión a sentir ansiedad. En definitiva, si estamos estresados nuestra capacidad analítica, reflexiva y mental en general, se verá afectada. Y si no comenzamos a tomar medidas, el estrés puede convertirse en crónico.
Hasta aquí el problema. Empecemos a ver cuál es la solución.
Para que el estrés no paralice nuestra vida o nos limite, es convienente comenzar la desescalada, ir bajando poco a poco su nivel. Recuerda que gestionarlo es disminuir el tono emocional, paso a paso, mediante estrategias sobre el cuerpo y la mente que te ayudarán a encarar el día a día laboral y tu vida en general con una mayor serenidad.
Te lo voy a hacer muy fácil y sencillo para que puedas comenzar hoy mismo a cambiar la tendencia.
Empezamos por el cuerpo y nos centraremos en la respiración. Pero antes te cuento por qué la respiración:
El sistema respiratorio ha sido testigo de todo lo que hemos vivido y lleva un registro sutil de todas nuestras emociones. Las alegrías nos han potenciado pero los sustos, miedos o tensiones continuadas han impactado en la respiración. Fíjate qué sucede cuando de pronto tienes un impacto emocional o una mala noticia. Es probable que lleves una de tus manos al pecho y sin pensarlo hagas una inspiración rápida por boca. De esta forma ya la respiración se ve afectada.
Estas interrupciones casi imperceptibles en nuestro ritmo respiratorio, sea por un susto, situaciones de tensión o períodos difíciles que hemos atravesado, han quedado impresas en nuestro organismo provocando tensiones musculares, agarrotamientos, falta de energía y estados de irritabilidad o angustia contenida. Para todo ello el remedio es ejercitar conscientemente la respiración y permitirnos soltar o expulsar las tensiones profundas que hay en nuestro cuerpo .
¡Comencemos con la práctica!
Paso 1: Elige un sitio en donde sentarte cómodamente. Puede ser el sillón de tu sala o esa silla que tienes en tu habitación o sentado en la cama. Que tu espalda pueda apoyarse relajadamente y tu cabeza también (pon un cojín atrás). O puedes tumbarte en el suelo, si te apetece. El cuerpo te lo agradecerá.

Paso 2: Cierra los ojos y lleva las manos a tu vientre (te ayudará a tomar consciencia de cómo entra y sale el aire). Comienza a inspirar el aire en 4 tiempos … 1,2,3,4. Retiene en 4 tiempos también. Exhala en 6 … y luego retiene en 2. Y vuelta a comenzar el ciclo (cada ciclo consta de 10 respiraciones). Cuando inhales observa mentalmente cómo entra el aire y hasta dónde llega. Te recomiendo que hagas el pequeño esfuerzo de dejar tus hombros relajados tomas consciencia de tu respiración llegando hasta lo profundo de tu abdomen.
A medida que avanzas, cada vez que exhalas te irás relajando más y más como quien va «soltando» una carga. Dejarás tu cuerpo caer sobre los apoyos, entregándote a la fuerza de gravedad y tú solamente observando cómo entra el aire, qué recorrido hace, cómo lo exhalas. Sólo observa. Y cuando tu mente te lleve a otro sitio, vuelve a concentrarte con paciencia en la respiración.

Paso 3: Repite el ciclo de 10 respiraciones tres veces y entre ciclo y ciclo permanece un rato respirando normalmente al cabo del cual comienzas nuevamente.
Cuando hayas concluido los tres ciclos, es probable que te encuentres con bostezos repentinos y respiraciones espontáneas asombrosamente profundas ¡has comenzado a soltar tensiones antiguas! ¡Enhorabuena!
Para finalizar abre tus ojos … ¿cómo te sientes? ¿Percibes tu cuerpo más relajado? El relax en el cuerpo te lleva inexorablemente al descanso de la mente. Otro dato importante: nuestro sistema cuerpo-mente se retroalimenta. Al respirar serenamente estarás enviando una señal a tu cerebro y éste te presentará pensamientos más amables. Estos, a su vez, generarán en tí una sensación de tranquilidad. ¿Ves la interrelación?

¿Qué sucederá si comienzas a ejercitarte todos los días en la práctica de la respiración consciente? Te estarás dando una oportunidad para comenzar a vivir tu día a día mejor, con mayor tranquilidad. Podrás enfrentar los desafíos de tu vida profesional y personal con una perspectiva más positiva.
Un secreto …el hecho de poner la intención de «soltar» cuando exhalas el aire, es un aprendizaje en sí mismo que puedes aplicar a situaciones estresantes: acostúmbrate de «soltar» para luego re-pensar o re-encuadrar algo que te esté preocupando. Notarás la diferencia.

Se que al principio -si no estás acostumbrado a este tipo de ejercitaciones- algo adentro tuyo se resistirá a sentarse o tumbarse en el suelo. Es lógico, pues es algo nuevo. Pero ¡fuérzate un poquito! y comenzarás a minimizar la tensiones en forma notable.
Personalmente soy fan de la respiración consciente. Gracias a la práctica diaria me he quitado tensiones musculares profundas y reducido la ansiedad. Te invito a sumarte. ¡Verás resultados!
Recuerda que eres el responsable de tu vida y de tu bienestar integral. Trabaja en tí y contagiarás entusiasmo en el entorno profesional y el personal.
En otros artículos te daré más pistas para que puedas ahondar en tu proceso de «achicar» el estrés y «aumentar» tu bienestar.
Rosario Poggi
Sobre la autora: Rosario Poggi, “Tu Cambio Profesional”, te enseña técnicas para vivir tu día a día profesional con más motivación, calidad y satisfacción personal. Si quieres sacar el mayor provecho de tus recursos personales, inscríbete en el boletín gratuito valorado en 90 euros. Es tuyo gratis llenando el siguiente formulario. Sin spam y privacidad garantizada.
Gracias, Sergio. Aquí lo más importante es «practicar».
Un saludo,
Muy claro y didáctico, Rosario.
Te felicito.
Un abrazo.